Si hay algo que tiene Internet, es esa capacidad de hacernos sentir escuchados. De poder tener un espacio en donde cualquier persona, de cualquier punto remoto del planeta puede llegar a nosotros. De ese fenómeno se valen los blogs, la nueva moda del ciberespacio. Una forma de descargarse libremente, para bien o para mal. La posibilidad de tener un lugarcito propio en donde tirar todas las señales que nuestro cerebro produce es impagable. Y si encima es gratis...
Quizás esas ideas no se pueden plasmar de otra manera. O quizás dejarlas asentadas a futuro (no muy lejano, tampoco) sea lo que nos atrae. Pero es innegable que los diarios virtuales estos son francamente útiles. Los delirios más increíbles, o los comentarios más criteriosos pueden encontrarse en este tipo de websites.
¿Esto es bueno? Si. No hace daño a nadie, al menos en mi forma de ver. Lo que no nos gusta, no lo leemos, y si tenemos algo para decir, lo decimos. Quizás lo lean varios, quizás nadie. Pero queda ahí, disponible al que lo quiera tomar. Bello.
Los delirios de grandeza ya son marca registrada de toda la humanidad. Acá hay algunos que no tienen ninguna intención de llegar a ningún lado. Simplemente quedar en algún lugar.
jueves, 24 de agosto de 2006
El gusto de hablar para el mundo...
Escala de valores...
Para algunos, un amigo es el que está en las buenas y en las malas. Para otros, el que siempre acepta salir a tomar algo o divertirse. Hay quienes creen que es quien escucha cuando necesitamos a alguien que lo haga. También algunos que creen que a pesar que una varias características importantes, el tiempo también influye.
Me uno a ese último grupo. Un amigo no es una persona simpática, o que nos comprende, o que es nuestro cómplice, o que no nos dice lo que sabemos que nos va a ofender. Quizás es un poco de cada cosa, o allgo si y algo no. En mi opinión, el tiempo que llevamos conociéndonos influye mucho también en mis amistades.
Conocidos hay muchos, compañeros también. Amigos son pocos. Muy pocos. Y prefiero tener amigos que se cuentan con los dedos de una mano, pero saber que a la otra la pongo en el fuego por ellos. Por más que alguien reúna todas las características para ser un excelente amigo o amiga, cuesta dejarlo entrar, ya que no es fácil conseguir buenas amistades. Por eso para mí, personalmente, saber definir quienes son amigos, quienes más y quienes menos, es muy importante.
Es quien ha pasado horas conmigo, pero que ha sabido decirme la verdad cuand tenía que oírla, que es sincero en el momento indicado. El cómplice en lo bueno, el sincero en lo malo. El que tiene gustos diferentes, e igual puede pasar ratos larguísimos conmigo hablando de lo que sea. Y viceversa. Son muchos factores, que hacen que una persona deje de ser cualquiera y pase a ser alguien importante en la vida que tengo.
Sobre este tema se han escrito miles de hojas, cientos de libros, millones de cadenbas de emails, sobre todo. Nadie tiene la verdad absoluta, y cada uno sabrá como valorar a sus allegados. Yo sé que amigos tengo, y doy lo que sea por ellos.
Me uno a ese último grupo. Un amigo no es una persona simpática, o que nos comprende, o que es nuestro cómplice, o que no nos dice lo que sabemos que nos va a ofender. Quizás es un poco de cada cosa, o allgo si y algo no. En mi opinión, el tiempo que llevamos conociéndonos influye mucho también en mis amistades.
Conocidos hay muchos, compañeros también. Amigos son pocos. Muy pocos. Y prefiero tener amigos que se cuentan con los dedos de una mano, pero saber que a la otra la pongo en el fuego por ellos. Por más que alguien reúna todas las características para ser un excelente amigo o amiga, cuesta dejarlo entrar, ya que no es fácil conseguir buenas amistades. Por eso para mí, personalmente, saber definir quienes son amigos, quienes más y quienes menos, es muy importante.
Es quien ha pasado horas conmigo, pero que ha sabido decirme la verdad cuand tenía que oírla, que es sincero en el momento indicado. El cómplice en lo bueno, el sincero en lo malo. El que tiene gustos diferentes, e igual puede pasar ratos larguísimos conmigo hablando de lo que sea. Y viceversa. Son muchos factores, que hacen que una persona deje de ser cualquiera y pase a ser alguien importante en la vida que tengo.
Sobre este tema se han escrito miles de hojas, cientos de libros, millones de cadenbas de emails, sobre todo. Nadie tiene la verdad absoluta, y cada uno sabrá como valorar a sus allegados. Yo sé que amigos tengo, y doy lo que sea por ellos.
miércoles, 23 de agosto de 2006
Teoría psicológicamente retorcida...
La psicología es una disciplina que se basa en estudiar la complejidad de la mente humana para tratar de comprenderla y de esa manera elaborar definiciones para sus características, cualidades y patologías más comunes. Hasta ahí, todo bien. Ahora... sirve?
No me refiero al estudio abstracto de la mente humana, ni tampoco al estudio médico y verdaderamente científico (como la psiquiatría, por ejemplo). Voy al hecho de que un profesional licenciado en el tema posea herramientas para, en efecto, mejorar la salud mental de un potencial paciente.
Mi creencia personal, es que nada diferencia a un psicólogo con todos los diplomas de una persona normal, para la mayoría de los casos. Como máximo, el primero tendrá conocimiento profundo de técnicas tranquilizadoras, de medicamentos, de detalles que no hacen a una mejoría concreta de una persona. A la hora de pagar una sesión para que alguien escuche mis problemas, los analice más objetivamente y me ayude a encontrar una solución potable, le pago una cerveza a un amigo. Invito a una amiga a tomar mate y charlar. Me siento a tocar la guitarra y meditar un poco junto a alguien de confianza.
Estos son postulados personales, pensamientos propios que simplemente reflejan una posición frente al tema. No tengo nada en contra de los psicólogos como personas, son simplemente seres que han elegido para su ocupación laboral, una disciplina con la que no concuerdo.
No me refiero al estudio abstracto de la mente humana, ni tampoco al estudio médico y verdaderamente científico (como la psiquiatría, por ejemplo). Voy al hecho de que un profesional licenciado en el tema posea herramientas para, en efecto, mejorar la salud mental de un potencial paciente.
Mi creencia personal, es que nada diferencia a un psicólogo con todos los diplomas de una persona normal, para la mayoría de los casos. Como máximo, el primero tendrá conocimiento profundo de técnicas tranquilizadoras, de medicamentos, de detalles que no hacen a una mejoría concreta de una persona. A la hora de pagar una sesión para que alguien escuche mis problemas, los analice más objetivamente y me ayude a encontrar una solución potable, le pago una cerveza a un amigo. Invito a una amiga a tomar mate y charlar. Me siento a tocar la guitarra y meditar un poco junto a alguien de confianza.
Estos son postulados personales, pensamientos propios que simplemente reflejan una posición frente al tema. No tengo nada en contra de los psicólogos como personas, son simplemente seres que han elegido para su ocupación laboral, una disciplina con la que no concuerdo.
lunes, 14 de agosto de 2006
Otro más, y van...
Cuando miré hacia atrás, me estaban cerrando la puerta en la cara.
- "Tan temprano?" -pregunté-.
- "Ya es 1º, ahora tenés que ir a Agosto, acá al lado".
Esa voz me devolvió tan crudamente a la realidad que me dolió como una cachetada de hielo. En ese momento me di cuenta que las veces que había cambiado de lugar en esta cuadra del 2006 eran más que las que me quedaban por cambiar. Y fueron todos espacios que no me dejaron demasiado, más que una pérdida constante de tiempo, que a esta altura es irrecuperable.
Y ahí fué cuando me propuse cambiar de aire. Repensar algunas cosas, algunas actitudes, ideas y propósitos. Por qué estoy acá. Que tengo que hacer. Que debo hacer. Cuales son mis prioridades. Mientras caminaba el corto trecho que separa a Julio de Agosto, imaginé una vuelta a la esquina anterior. Pero no era posible, asique solo quedaba mirar para adelante. Me propuse entonces sentarme en el próximo espacio convencido de lo que buscaba y de lo que quiero para mi en este lapso de tiempo que se me viene.
Hoy, hace ya un buen rato que me senté, y creo que me falta seguir creciendo. Seguir madurando las ideas que tan revolucionariamente mi corazón (o la parte emotiva de mi razón) le plantó al cerebro. A ese espacio vago y decaído que por estos días solo piensa en sobrevivir de una manera poco digna.
Hoy estoy mejor, y mañana seguiré creciendo. Sólo queda estar a la altura de las circunstancias. Creer más en mi potencial. Tenerme más fé.
- "Tan temprano?" -pregunté-.
- "Ya es 1º, ahora tenés que ir a Agosto, acá al lado".
Esa voz me devolvió tan crudamente a la realidad que me dolió como una cachetada de hielo. En ese momento me di cuenta que las veces que había cambiado de lugar en esta cuadra del 2006 eran más que las que me quedaban por cambiar. Y fueron todos espacios que no me dejaron demasiado, más que una pérdida constante de tiempo, que a esta altura es irrecuperable.
Y ahí fué cuando me propuse cambiar de aire. Repensar algunas cosas, algunas actitudes, ideas y propósitos. Por qué estoy acá. Que tengo que hacer. Que debo hacer. Cuales son mis prioridades. Mientras caminaba el corto trecho que separa a Julio de Agosto, imaginé una vuelta a la esquina anterior. Pero no era posible, asique solo quedaba mirar para adelante. Me propuse entonces sentarme en el próximo espacio convencido de lo que buscaba y de lo que quiero para mi en este lapso de tiempo que se me viene.
Hoy, hace ya un buen rato que me senté, y creo que me falta seguir creciendo. Seguir madurando las ideas que tan revolucionariamente mi corazón (o la parte emotiva de mi razón) le plantó al cerebro. A ese espacio vago y decaído que por estos días solo piensa en sobrevivir de una manera poco digna.
Hoy estoy mejor, y mañana seguiré creciendo. Sólo queda estar a la altura de las circunstancias. Creer más en mi potencial. Tenerme más fé.
viernes, 11 de agosto de 2006
Rompiendo sueños...
Darse cuenta que lo que uno pensaba, no es así. La decepción debe ser de las sensaciones más crueles y dolorosas que existen, pero también las más evitables. Aunque no parezca. Porque los principales culpables de esperar demasiado de algo o alguien somos nosotros.
A veces, es muy fuerte. Las ilusiones que nos genera alguna situación o persona determinada hace que en nuestro pequeño motor razonador se generen miles de pensamientos que nos hacen creer que estamos ante algo espectacular. Nos sentimos notablemente eufóricos a veces, o por lo menos más felices o complacidos, otras tantas.
Luego, algo nos hace ver la realidad. Nos hace ver las desventajas de ese algo que nos inspira, o (irónicamente) el lado humano (y por ello imperfecto, aunque no menos hermoso, aunque no lo notemos) de esa persona. Y ahí es donde viene la presión en el pecho, la desazón, el malestar general. A veces nos sentimos tristes, a veces irritados. Pero siempre tiene algún efecto en nosotros.
Cabe preguntarse entonces... ¿es posible evitar tanto mal? No. Al menos me parece que no. Somos humanos. Somos impredecibles. No somos exactos. Todo y todos nos afectan de manera diferente. Las relaciones interpersonales son lo más complicado del mundo, y por eso tratar de resumir un sentimiento y sus características principales en un par de párrafos roza lo estúpido. ¿Por qué lo hago yo, entonces? Porque mi tarea es delirar, caminando en una línea muy fina que bordea lo lógico con lo pasional. Lo tangible con lo abstracto. Lo que sea.
A veces, es muy fuerte. Las ilusiones que nos genera alguna situación o persona determinada hace que en nuestro pequeño motor razonador se generen miles de pensamientos que nos hacen creer que estamos ante algo espectacular. Nos sentimos notablemente eufóricos a veces, o por lo menos más felices o complacidos, otras tantas.
Luego, algo nos hace ver la realidad. Nos hace ver las desventajas de ese algo que nos inspira, o (irónicamente) el lado humano (y por ello imperfecto, aunque no menos hermoso, aunque no lo notemos) de esa persona. Y ahí es donde viene la presión en el pecho, la desazón, el malestar general. A veces nos sentimos tristes, a veces irritados. Pero siempre tiene algún efecto en nosotros.
Cabe preguntarse entonces... ¿es posible evitar tanto mal? No. Al menos me parece que no. Somos humanos. Somos impredecibles. No somos exactos. Todo y todos nos afectan de manera diferente. Las relaciones interpersonales son lo más complicado del mundo, y por eso tratar de resumir un sentimiento y sus características principales en un par de párrafos roza lo estúpido. ¿Por qué lo hago yo, entonces? Porque mi tarea es delirar, caminando en una línea muy fina que bordea lo lógico con lo pasional. Lo tangible con lo abstracto. Lo que sea.
martes, 1 de agosto de 2006
La guerra de las opiniones...
Que Israel es un Estado invasor. Que Palestina es antisemita, y las declaraciones de sus mandatarios son discriminatorias. Que los ejércitos israelitas son sangrientos y desalmados. Que el brazo armado de Hezbollah es un grupo terrorista temido en el mundo entero. ¿Qué tienen en común todos estos enunciados? Que son más soldados de esta guerra de opiniones que se desata todos los días en distintos medios de comunicación del mundo entero.
Las frías estadísticas nos hablan de decenas de muertos en diferentes ataques, pero no pueden reflejar la cruda realidad que se vive en zonas de guerra. Las únicas carreteras que quedan (todavía) sin destruir y sin bombardear son utilizadas como pistas de escape hacia la esperanza de al menos seguir viviendo, sea donde sea, y como sea.
El partido político de Hezbollah condena públicamente a su Estado vecino. Con razón, seguramente. Pero eso no es suficiente, a veces. Se puede decir la verdad, pero hay que tener criterio y autoridad moral. Su brazo armado no sólo ha cometido algunos de los atentados más aberrantes contra población civil no solamente israelí, y como argentinos sabemos de que se trata. Se cree que es uno de los principales responsables de los atentados a la Embajada de Israel y a la AMIA, ambos en Buenos Aires. También está asociado a otros grupos fundamentalistas como Hamas, y es sostenido tanto económica como ideológicamente por poderosos del Oriente como Irán. Entonces, ¿quién tiene razón? ¿Cómo debe terminar esto?
La teoría pacifista sería algo así como lograr la estabilización de ambos estados sin conflictos entre ellos, o de una nación unificada, sin ideología religiosa dominante, y con participación deocrática de ambos sectores, asi como de otros grupos minoritarios también. Pero todos saben que esto será imposible, y que la única solución posible es la rendición o desaparición de alguna de las dos partes involucradas.
En este contexto, los intelectuales más reconocidos del mundo, y otros que no somos ni lo uno ni lo otro, nos dedicamos a emitir opiniones incesantemente, como máquinas de escupir idioteces disfrazadas de análisis socio-políticos. El día que comprendamos que hablar para figurar no ayuda en nada, quizás comencemos a vislumbrar una salida a muchos de nuestros problemas.
Ja, yo hablaba de autoridad moral. Y me la acabo de quitar solo.
Las frías estadísticas nos hablan de decenas de muertos en diferentes ataques, pero no pueden reflejar la cruda realidad que se vive en zonas de guerra. Las únicas carreteras que quedan (todavía) sin destruir y sin bombardear son utilizadas como pistas de escape hacia la esperanza de al menos seguir viviendo, sea donde sea, y como sea.
El partido político de Hezbollah condena públicamente a su Estado vecino. Con razón, seguramente. Pero eso no es suficiente, a veces. Se puede decir la verdad, pero hay que tener criterio y autoridad moral. Su brazo armado no sólo ha cometido algunos de los atentados más aberrantes contra población civil no solamente israelí, y como argentinos sabemos de que se trata. Se cree que es uno de los principales responsables de los atentados a la Embajada de Israel y a la AMIA, ambos en Buenos Aires. También está asociado a otros grupos fundamentalistas como Hamas, y es sostenido tanto económica como ideológicamente por poderosos del Oriente como Irán. Entonces, ¿quién tiene razón? ¿Cómo debe terminar esto?
La teoría pacifista sería algo así como lograr la estabilización de ambos estados sin conflictos entre ellos, o de una nación unificada, sin ideología religiosa dominante, y con participación deocrática de ambos sectores, asi como de otros grupos minoritarios también. Pero todos saben que esto será imposible, y que la única solución posible es la rendición o desaparición de alguna de las dos partes involucradas.
En este contexto, los intelectuales más reconocidos del mundo, y otros que no somos ni lo uno ni lo otro, nos dedicamos a emitir opiniones incesantemente, como máquinas de escupir idioteces disfrazadas de análisis socio-políticos. El día que comprendamos que hablar para figurar no ayuda en nada, quizás comencemos a vislumbrar una salida a muchos de nuestros problemas.
Ja, yo hablaba de autoridad moral. Y me la acabo de quitar solo.
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