lunes, 30 de junio de 2008

El amigo socialista...

Uh, fue una charla completa. El Che Guevara, Cuba, Bolivia, Argentina, la forma de ser, los ideales, el respeto... en algún momento llegamos hasta al machismo. Atender a una mujer es un símbolo de respeto, de cariño, de sentimiento de propiedad, de protección... largo. Terminamos sin saber si era un símbolo realmente o no. En medio de tanta introducción, me soltó una frase que me descolocó, sabiendo que tanto él como yo estamos al tanto de mi guía de pensamientos e ideales.

F: Sos un socialista.
A: (risa prolongada) ¿Estás en pedo?

No, no estaba en pedo. Y ahí vino la explicación. La amistad es socialista por defnición. "El socialismo se asocia a la búsqueda del bien colectivo, al desarrollo en cooperación e incluso la igualdad social", un concepto que si cambia la palabra socialismo por amigo, no se resentiría en su estructura. Cuando nos preocupamos por esa persona que apreciamos, cuando deseamos su éxito y progreso en igualdad con el nuestro e incluso por encima de nosotros, cuando le ayudamos sin ningún otro interés que u propio bien, estamos socializando en el sentido más ideal a esa relación.

Y como se puede reconocer un patrón socialista en cada amistad, se pueden encontrar relaciones fascistas, comunistas y hasta anarquistas, pero... eso es otra historia.

NOTA: Como un agregado necesario, debo hacer una dedicatoria fundamental, a esa persona que estuvo varias veces al otro lado de la mesa, que escuchó, opinó y polemizó conmigo, enriqueciendo todas y cada una de las veces mi pequeño conjunto de criterios, y que hoy está de festejo cumpleañístico. Fer, sos impagable. La próxima cerveza la invito yo. Salud.

jueves, 26 de junio de 2008

Una de tipos parados en la esquina...

Hace un tiempo alguien me pedía que le explique una frase que utilicé: "Los tipos parados en la esquina y los hinchas son los mentores ideológicos del pensamiento mediático actual". En ese momento elaboré toda una teoría mucha mas delirante que la de su mentor original, quien a esta altura ya es una referencia recurrente de este humilde blog, don Alejandro Dolina. Como me costó explicarlo casi tanto como una revolución de pensamiento, recurro a la cita completa y textual del enunciado original.

Hay un canal de noticias que transmite 24 horas, e innecesariamente ocurre que en algún punto llega el énfasis. Si salimos mañana y hacemos notas solamente a kiosqueros asaltados, el pueblo argentino va a creer que estamos ante una epidemia de kiosqueros asaltados, y solamente porque lo hemos enfatizado. ¿Cuántos kiosqueros asaltan por día? ¿Treinta? Si los ponés a los treinta uno atrás del otro y además lo hacés muchas veces por día, que es lo que sucede, al cabo de un tiempo la gente no va a creer que haya otra cosa que kiosqueros asaltados. Y eso es una forma de mentir. La gente ni siquiera escucha lo que le explica el editorialista de TN o C5N, escucha lo que explica el tipo que pasaba por ahí. Editorializa el tipo que estaba parado en la esquina, y cualquiera transmite su pensamiento por la tele; entonces la gente empieza a pensar no como Martínez Estrada o Jauretche, sino como el tipo que estaba parado en la esquina. Los tipos parados en la esquina y los hinchas son los mentores ideológicos del pensamiento mediático actual, es así.

Es básicamente una idea para tener en cuenta. Leía en otro blog una invitación a analizar cual es el mundo que conocemos, ya que la mayoría de nosotros no tiene el lujo de poder visitar país por país con sus realidades y matices en carne propia. Y ahí se suma (a mi parecer) no la idea de que asistimos a una construcción de la realidad en tanto deseo de un grupo multimediático de formar ideología, sino también como la editorialización y legitimación del discurso del tipo parado en la esquina, del hijo del vecino, del taxista que pasaba por ahí.

Y es ahí donde hay que tener principal cuidado para saber que es lo que queremos escuchar, y que pensaremos en consecuencia. El hombre común que opina y es publicado en cadenas nacionales no es intencionalmente generador de ideologías, pero si un factor determinante para darle peso de valor social a cierto concepto.

No estoy en contra de canales de información las 24 horas, no estoy en contra del testimonio del que pasaba en el momento por ese lugar. Estoy en contra de tomar la experiencia personal como un valor objetivo a tener como máxima. Pero hay algo que no hay que olvidarse, y que es lo que le da a todo esto una ambivalencia casi molesta: en la vida y en el día a día tenemos el mismo dilema, somos todos creadores de ideología, modificadores del pensamiento de algún otro que tiene la fortuna o desgracia de escucharnos. Y eso se debe a que, en algún punto, de observación de la vida, de opinión sobre cada tema, de culto o maltrato, todos somos un tipo parado en la esquina.

jueves, 19 de junio de 2008

Copiando a Borges...

La charla comenzó por fútbol. Mentira, comenzó porque era el momento. Y de repente, nos encontramos debatiendo sobre la posibilidad de innovar en algún aspecto de la escritura. Y nos colgamos. No hay mucho mas para agregar, en la charla quedó todo dicho.

Ale dice:
Dolina mismo dijo algo el otro día que me encantó tanto que me la dejó picando para una próxima. Estaban hablando de la poca novedad en los best sellers actuales... y se armó un planteo sobre la limitación de la historia del lenguaje. Como, mientras no se invente algo completamente nuevo en la forma de expresarse, es prácticamente imposible buscar novedad, o al menos revelaciones en la literatura.

Ale dice:
Todo lo que se escribe, de la forma en que se escribe, ya lo escribió alguien antes.

Franco dice:
es cierto..

Ale dice:
Todo lo que se dice, de la forma en que se dice, ya lo dijo alguien antes.

Franco dice:
y eso creo q se lo robó dolina a borges

Franco dice:
q ya venia diciendo que toda la literatura, toda la fantasía ya estaba en la illiada la odisea, la biblia y las mil y una noches

Franco dice:
que inventar nuevas parabolas era una perdida de tiempo... por ahi se ponia crítico borges y arrancaba cabezas

Ale dice:
Es que es completamente lógico. Lo que a vos te parezca revelador es porque simplemente no se lo escuchaste al que lo dijo antes, por una cuestión obvio de contemporaneidad.

Ale dice:
Ahora, hasta eso se hace cada día mas cuesta arriba, porque al día de hoy hay miles de formas de guardar testimonios que antes se perdían. Por eso todo lo que dijo algún grosso no reconocido en la antigua Grecia se puede haber perdido, pero la sarta de boludeces que habla Petinatto desde que salió a la TV debe estar (y está) guardada en algún lado. Es accesible, literalmente.

Ale dice:
Por eso, cada día, la innovación se hace mas piedra preciosa.

lunes, 16 de junio de 2008

Del otro lado de la mesa...

- ¿Qué te pasa?
- Estaba repasando la conversación en mi cabeza. Hablamos demasiado.
- No estoy tan de acuerdo. Si todavía es temprano.
- Llegamos hace tres horas, y con los paquetes de cigarrillos sin abrir.
- ¿Todas estas cervezas son nuestras?
- Todas, después de la sexta nos comenzaron a hacer descuento.
- ¿Y de qué hablamos tanto?
- De nada. De todo. Un poco. Mucho, la verdad.
- Perdón, me colgué. ¿Decías?
- Nada, nada.
- Convidame un pucho, se me terminaron.
- No tengo, recién apagué el último.
- Uh.

Se miraron y se conocieron el pensamiento. No hacía falta decir nada, no hacía falta ni siquiera el gesto que aclare que estaban en la misma sintonía. Cosa curiosa si las hay, pero fantástica. Habían discutido sobre ellos, sobre la realidad, sobre política, sobre deportes y sobre arte. Sobre cine y música. Sobre todo música. Si, sobre todo.

Las luces ya se desvanecían en los ojos cansados, irritados por el humo, agotados de buscarse mutuamente. Y entonces decidieron que era tiempo, que habia llegado el momento. Que no se podía alargar mas ese instante en el que esa frase iba a ser pronunciada por alguno de los dos.

- ¿Vamos al kiosco?
- Vamos.

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No, no es una apología del cigarrillo. Si, el fumar es perjudicial para la salud, es dañino y todo un vicio. Tampoco quiero señalar que se tomaron mas de seis cervezas, aunque es cierto que al salir no caminaban del todo erguidos, pero no viene al caso. Este es el pequeño homenaje que le puedo hacer desde este humilde lugar a todas esas charlas de todo y de nada, de horas y horas, con esos personajes que tanto han dicho y que tanto han ayudado en cada momento. Sin importar si la discusión era sobre el papel de Inglaterra en la Primera Revolución Industrial o la profundidad de las letras en las canciones de Sabina. Son esos momentos que tanto dejan y que tan poco exigen, solo la voluntad de sentarse con ese otro que nos devuelve la pared sin siquiera notarlo.

A ustedes, mejores amigos, compañeros de facultad, colegas de trabajo, hermanos y primos, todos ustedes que estuvieron del otro lado de esa mesa en la que alguien se sentó a escucharlos solo porque le hacía bien.

jueves, 12 de junio de 2008

Forrados...

Entra el caballero, con toda la tranquilidad del mundo. Mira hacia ambos costados con displicencia, casi como si no le importara nada. Si leyeron el post anterior van a creer que viene a buscar cambio. Error. Apoya el codo sobre el mostrador y comienza a analizar la propuesta de mercadería. Ella lo está esperando en la puerta, metros mas arriba o inclusive en la vereda del frente, los vi antes que intentaran cualquier movimiento.

- Hola, ¿qué tal? Dame, por favor, unas galletas Sonrisas, una Levité de pomelo, un chocolate Cadbury, profilácticos, dos caramelos de menta y un Topline de frutilla. ¿Cómo va el partido?

Acostumbrado a estas situaciones, busco lo pedido y con mi mejor cara de poker, respondo inmutable.

- ¿Prime o Punticrem?

- Ah, va ganando San Lorenzo, mirá vos que bien dameunPrimedelosrojos.

No es mi intención la de convertir a este blog en una bitácora del trabajador, para eso ya hay verdaderas obras de arte como El cliente NUNCA tiene la razón, Privado de Salud o La Administración Pública contra Mí. De todas maneras, el tratar con gente diferente todos los días brinda un anecdotario que es francamente hermoso para compartir. Porque vivirlo es una tortura.

lunes, 9 de junio de 2008

Más consejos para el trabajador!...

Hace algún tiempo, y debido a que en ese momento pasaba por la gratificante (¿?) experiencia de trabajar en un call center, hice una pequeña tabla con los 10 Mandamientos para el RAC (el gil que te atiende en Atención al Cliente). En ese caso fue un delirio casi de caradura (casi, ojo), ya que el tiempo que pasé en ese ambiente no fue, digamos, mucho.

Hoy por hoy, me dispongo a iluminar al mundo con otras máximas, pero en este caso para el que atiende un telecentro, consejos que se pueden tomar para atender un kiosco, un cyber o todo esto junto. A saber:

1. El cliente nunca tiene la razón. Y si la tiene, no se lo admite.

2. Los 23 centavos son, automáticamente 25. A menos que sean ustedes los dueños, dispuestos a perder esa valiosa diferencia por redondear para abajo, eso no se cambia. Si les piden los dos centavos de vuelto, lo echan. Es mejor perder una fracción de peso que el orgullo (frase y consejo aplicable a muchísimos otros aspectos de nuestra vida).

3. El contestador hace su trabajo: contesta. Si les vienen a reclamar porque no hablaron e igual les cobró, se les aconsejará dejar su mensaje la próxima vez. Pero esta, se les cobra.

4. La empresa telefónica pone las tarifas, no el local. Si se viene el concierto de insultos por lo arbitrario de los $0.23, $0.46 o $0.69 (que siempre se redondean para arriba, como indica el punto 2) le pasan el Libro de Quejas -ese, si, el que jamás se lee-, la dirección de la empresa telefónica, el nombre del gerente o un papelito celeste que diga "Reclamos Telecom", aunque sea a mano.

5. Un local de estas características, que vende menudencias como mucho, no recauda fortunas. Y si lo hace, no se verá reflejado en el bolsillo del que atiende, si no es el dueño. Asique no intenten entrar a trabajar en uno porque les va a dar buena guita. Ilusos.

6. En base a lo anterior, el constante contacto con la gente no es siempre grato, y menos con ese sueldo. Al que atiende: paciencia, ya vendrá algo mejor. Al cliente: paciencia, el que está atrás del mostrador es humano, y un humano bastante desgastado.

A todos estos conceptos, se le pueden sumar varios, según los rubros que se le sumen al local, a saber: si es un cyber, el que atiende no tiene que ser obligatoriamente servicio técnico. A no irritarse si la PC que al dueño se le cantó poner en ese lugar se tilda y quien atiende no puede dar una respuesta satisfactoria a su problema. Si es kiosco: las cosas suben de precio gente, es parte de esa inflación que supuestamente no existe. A menos que les estén pidiendo $2.50 por un caramelo Sugus, no se alarmen si el precio no es el que esperaban.

Y en cualquier situación en la que haya que dirimir si tiene razón quien atiende o quien es atendido, no duden: la razón la tiene el que tenga la plata en la mano. Si no pagaron todavía, el cliente es Dios. Si ya pagaron, quejarse con el Guardián de la entrada al Infierno es todo lo que pueden hacer.

UPDATE: No se hagan los panchos. No miren para arriba como si no hubiese pasado nada o no se dieran cuenta. Sabemos cuando entran con un billete grande solamente para buscar cambio. No intenten disimular comprando esa Levité de naranja de medio litro, o ese alfajorcito de maicena. Ya lo sabemos. La poderosa mafia de los encargados de telecentros somos muy rencorosos y, aparte de negarles la mercadería porque no tenemos mucho cambio (es cierto, no tenemos), sabemos donde viven y no vamos a tener piedad. Salud.

PD: No creoq ue haga falta aclarar que todo esto es un poco de humor. No creoq ue haya que cagarse en los clientes, a menos que sea completamente necesario. O se lo tengan merecido.

PD2: Dedicado con todo el amor que una persona normal puede tener hacia su jefe para mi estimado empleador Faviote, que sabe todo lo que lo aprecio, a pesar de que sea medio atorado. Salud.

sábado, 7 de junio de 2008

Ellos dos...

Yo, tu, él, nosotros, vosotros y ellos. Ellos dos.

Se miran, se conocen, se saben mutuos. No es extrema poesía, no es mi estilo, sino una expresión sobre una relación que florece y que por ahí guarda todavía sentimientos que ni sus protagonistas deben conocer en profunidad. Un poco por su cercanía amistosa, otro poco por el grupo que los rodea, un poquito más porque es un secreto a voces, y cada día será más voz que secreto.

Él sale de una de esas etapas de la vida en que se quiere meter la cabeza en el piso y que la tierra comprima el cuello hasta un punto letal. Ella es su refugio, su escape, su sostén. Y no es su pareja, paradójicamente.

Ella tuvo sus historias amorosas, pero nunca a un punto como éste. Se sabe medio perdida, medio atormentada, medio desorientada. Él es su cable a tierra, su amigo, compañero y fuente de inagotables risas y buenos momentos.

Ambos son de esas personas que se hacen querer fácil, y que a veces llevan ese cariño al extremo de su límite, con arranques que no se les pueden reprochar de ningún modo, ya que nadie es ajeno a atolondradas iguales o peores. Me pongo primero en la fila.

Decir que son tal para cual es una frase hecha y muy trillada. Es caer en un facilismo. Y si hay algo que en esta relación no hay es facilidades. El no está libre de compromisos, y ella lo sabe. Y quizás este ida y vuelta tenga ahí su principal traba. No los culpo, no es un tema menor. Pero aunque no sea un detalle más, no creo que sea un palo eterno en la rueda. Él está decidido hace tiempo sobre el tema, solo falta que termine de convencerse a sí mismo. Por su bien, por el bien de ellas dos.

Si prospera, se puede venir una revolución. En sus vidas, en nuestras vidas, en nuestro pequeño mundo. Uno de esos cambios radicales que son festejados por todos y aceptados con excitación. Porque los dos tienen muchísimo amor para dar, porque los dos lo quieren, aunque -en algún modo- todavía no lo sepan. Ya lo verán. Ya lo veremos. Y levantaremos la copa por esos dos atolondrados que le alegran la vida a todo aquel que sabe quererlos. Y yo me anoto, primero en la fila.

miércoles, 4 de junio de 2008

Sobra la palabra...

Silencio. Que buen silencio. Si hay algo que siempre me han cuestionado es mi afinidad por la ausencia de palabras. Y es que creo que esos momentos en los que no hace falta decir nada son los que definen una relación, los que le dan sentido a cualquier conversación.

Hace poco alguien me preguntó por que eso no es un signo de aislamiento sino, según mi argumento, todo lo contrario. Yo dije que para mi el nivel de ausencia de diálogo es directamente proporcional con el conocimiento de la otra ersona, con la afinidad que siento con el otro. Y es eso lo que lo hace tan importante.

No trato, como siempre, de descubrir ada ni de elaborar una teoría alucinante. Tampoco me quiero justificar en mi manera de ser (soy ortiva de fábrica, no lo niego). Pero quizás busco establecer un punto claro sobre el cual afirmar una convicción. Un silencio puede ser ese momento en que cualquier palabra arruinaría una buena sensación, en que una palabra adecuada sea difícil de pensar o inclusive de decir, en que una palabra cause un daño innecesario o hasta irreparable.

O puede ser esa instancia en que no hace falta decir nada mas.