jueves, 14 de junio de 2007

El Licenciado, el Ingeniero...

Hace un tiempo, el Licenciado Jorge Telermann era el Jefe de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires. Contaba con la simpatía del Gobierno Nacional, tomaba medidas acertadas y promovía proyectos francamente alentadores. Pero luego se acortó el tiempo con las elecciones, el académico se alejó del oficialismo y se situó como opositor de del kirchnerismo. ¿Qué pasó? Mágicamente salió a la luz que si título universitario no existía, que nunca había sido Licenciado, que eso lo inhabilitaba moralmente para cumplir con sus funciones. Ergo, que no había que votarlo. Palo y a la bolsa, en los comicios no llegó ni al 20% de los votos, a pesar de ser el más idóneo (o el menos terrible) de los tres candidatos más populares.

Tiempo después, la historia parece repetirse, como los actos de magia en la escuela para magos de Harry Potter.

Hace unos años, la sociedad se horrorizó con el caso del secuestro y asesinato de Axel Blumberg, un joven de clase media - alta, caso todavía irresoluto. Desde aquel entonces, la figura de su padre, el Ingeniero Juan Carlos Blumberg, quien en su dolor y búsqueda de justicia (para algunos), llegó a movilizar a miles de personas en la Plaza de Mayo en una jugada magistral. Sé que en la forma de expresión me puedo mostrar tendencioso, pero desde entonces me pareció clara la movida política basada en el dolor social y desde entonces cada día sólo he visto pruebas de que estaba en lo cierto.

Primero reuniones con el Presidente para proponer medidas de seguridad (las conocidas como "mano dura"). Acercándonos en el tiempo, lo vemos saludando a un candidato a Jefe de Gobierno y ayudando a propulsar su potulación (hablo de Macri). Este gesto, cada día mas alejado del centro presidencial, no le hizo ganar muchos amigos, según parece. Justo cuando se comienza a perfilar como un rival directo de Daniel Scioli, sale a la luz que su título de Ingeniero no es tal, sino una habilitación en alemán (como si eso marcara una diferencia notable) que le permite desarrollar tareas profesionales en fábricas.

Más allá de mi descreimiento natural por el señor Blumberg, no me impresiona que esto se conozca cuando se aleja de los sectores oficialistas, sino lo que podemos estar perdiéndonos de los que todavía están en aquel lado de la fuerza, de los que no abandonan el bando del poder. No vaya a ser cosa que dentro de 10 años recién nos enteremos que los que estaban hoy a cargo no tenían terminada ni la secundaria. Bah, aunque con la clase dirigente que tenemos, tuvimos y seguramente vamos a tener, el nivel de estudios alcanzados pasa a ser algo irrelevante siempre. Así estamos.

miércoles, 6 de junio de 2007

Seguir adelante...

El tiempo no para, y el reloj no para de girar. Hubo un tiempo en el que miraba como los segundos, minutos y horas me dejaban en las manos poco menos que nada. Y esa sensación es desesperante, ya sea por culpa propia o no.

Para tomar conciencia de que el mundo sigue su camino a pesar de que uno se encuentre detenido en su propia realidad, hace falta una sacudida importante. Que por lo menos signifique un cambio de rumbo aunque sea en un mínimo aspecto de la vida.

Ahora, entrando al final de la primera mitad del año, estoy sentado en los primeros días de un Junio que puede ser decisivo para la continuidad de mi vida. Mayo ya se cerró, y ahí quedaron enviones anímicos grandes que me empujan hacia adelante. Hoy no me lamento por no poder volver atrás, sólo me pregunto con que armas cuento para avanzar este camino.

Esperemos que los próximos momentos que me depara el destino sean de los que busco y espero, de los que he trabajado (a veces duro y a veces no tanto) para conseguir. Si no se da lo esperado, habrá que fabricar nuevas herramientas para abrirme paso en lo que se viene, y repensar algunos conceptos, mientras se mantienen intactos los que creo que me ueden llevar por buen sendero. Veremos.

domingo, 3 de junio de 2007

Condición necesaria...

En año de elecciones presidenciales, el debate de la importancia del voto vuelve a cobrar vigencia, como siempre en estas ocasiones. Y como es la primera vez que toca de cerca a la generación que me incluye, es por lo que escribo estas líneas.

Siempre se toma al voto como la manifestación de la voluntad de la sociedad. Y no está errado, pero si incompleto, el concepto. La voluntad puede ser moldeada, manejada y modificada con herramientas de persuasión social, comunes en la clase dirigente de la actualidad en cualquier rincón del mundo. Esto no es ningún secreto, pero si parece que es un dato que se olvida fácilmente. Por lo tanto, hay otros aspectos a tener en cuenta, en mi forma de ver. La educación, los medios de comunicación y hasta el mercado.

No podemos esperar que un país que le da la derecha a "Bailando por un sueño" vote a conciencia. Y no es un dato menor o un mero resentimiento personal hacia el show: la mujer del principal gremialista del país baila en el caño como una de las prosti-vedettes que también participan. Si esto representa al programa más visto de la Argentina, estamos mal.

Si el nuevo PJ busca acaparar todos los poderes de la mano del nuevo pingüilíder y señora, la UCR intenta resurgir de las cenizas luego de la erupción del 2001, y los partidos obreros y de izquierda se ramifican de a decenas, no tenemos ni una sola estructura sólida que busque el establecimiento fuerte y organizado que necesitamos. No estoy pidiendo otro golpe militar, para mis amigos socialistas...

La juventud hoy está dividida entre el "no me importa", el "realmente no me importa", el "ni idea", y la abrumadora minoría "estamos en el horno". Cada uno con sus prioridades y mentalidades, algunos más pensantes que otros, una parte mas consciente de la realidad que otras, todos por su lado. Y si no viene un cambio de raíces, una modificación en el comportamiento general, no se vislumbra una solución ni siquiera a largo plazo. En ese aspecto, el voto es lo menos importante del problema, y lo que menos puede llegar a cambiar en todo este tiempo. Porque sin cambio de actitud, no hay cambio real.

En ese caso, mirar hacia el norte, el sur, el este o el oeste no significan nada. Tomar conciencia del nivel de la corrupción política tampoco, si no intentamos cambiar desde hoy o, mejor, desde ayer. Pero medio difícil.

Si la revolución toma demasiado tiempo y vivimos en una época vertiginosa a más no poder, dudo que ese cambio se vaya a dar alguna vez. En este contexto, el que ve con buenos ojos conservar el estilo de vida social y política actual, es un conformista. El que quiere una revolución y un cambio de rumbo, es un utópico. Y el que trata de seguir su camino lo menos turbulento posible a través del tiempo que está acá sobre el suelo, es un indiferente. Todos culpables, opinen lo que opinen.

Por lo tanto, en la emisión del voto, ¿para dónde vamos? Por ahora, me parece mas útil intentar sobornar a la conciencia, conciliar el sueño, y buscar el cambio en nosotros mismos y en los semejantes antes de perseguir al unicornio azul.