El tiempo no para, y el reloj no para de girar. Hubo un tiempo en el que miraba como los segundos, minutos y horas me dejaban en las manos poco menos que nada. Y esa sensación es desesperante, ya sea por culpa propia o no.
Para tomar conciencia de que el mundo sigue su camino a pesar de que uno se encuentre detenido en su propia realidad, hace falta una sacudida importante. Que por lo menos signifique un cambio de rumbo aunque sea en un mínimo aspecto de la vida.
Ahora, entrando al final de la primera mitad del año, estoy sentado en los primeros días de un Junio que puede ser decisivo para la continuidad de mi vida. Mayo ya se cerró, y ahí quedaron enviones anímicos grandes que me empujan hacia adelante. Hoy no me lamento por no poder volver atrás, sólo me pregunto con que armas cuento para avanzar este camino.
Esperemos que los próximos momentos que me depara el destino sean de los que busco y espero, de los que he trabajado (a veces duro y a veces no tanto) para conseguir. Si no se da lo esperado, habrá que fabricar nuevas herramientas para abrirme paso en lo que se viene, y repensar algunos conceptos, mientras se mantienen intactos los que creo que me ueden llevar por buen sendero. Veremos.
Los delirios de grandeza ya son marca registrada de toda la humanidad. Acá hay algunos que no tienen ninguna intención de llegar a ningún lado. Simplemente quedar en algún lugar.
miércoles, 6 de junio de 2007
Seguir adelante...
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