Hace un tiempo, el Licenciado Jorge Telermann era el Jefe de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires. Contaba con la simpatía del Gobierno Nacional, tomaba medidas acertadas y promovía proyectos francamente alentadores. Pero luego se acortó el tiempo con las elecciones, el académico se alejó del oficialismo y se situó como opositor de del kirchnerismo. ¿Qué pasó? Mágicamente salió a la luz que si título universitario no existía, que nunca había sido Licenciado, que eso lo inhabilitaba moralmente para cumplir con sus funciones. Ergo, que no había que votarlo. Palo y a la bolsa, en los comicios no llegó ni al 20% de los votos, a pesar de ser el más idóneo (o el menos terrible) de los tres candidatos más populares.
Tiempo después, la historia parece repetirse, como los actos de magia en la escuela para magos de Harry Potter.
Hace unos años, la sociedad se horrorizó con el caso del secuestro y asesinato de Axel Blumberg, un joven de clase media - alta, caso todavía irresoluto. Desde aquel entonces, la figura de su padre, el Ingeniero Juan Carlos Blumberg, quien en su dolor y búsqueda de justicia (para algunos), llegó a movilizar a miles de personas en la Plaza de Mayo en una jugada magistral. Sé que en la forma de expresión me puedo mostrar tendencioso, pero desde entonces me pareció clara la movida política basada en el dolor social y desde entonces cada día sólo he visto pruebas de que estaba en lo cierto.
Primero reuniones con el Presidente para proponer medidas de seguridad (las conocidas como "mano dura"). Acercándonos en el tiempo, lo vemos saludando a un candidato a Jefe de Gobierno y ayudando a propulsar su potulación (hablo de Macri). Este gesto, cada día mas alejado del centro presidencial, no le hizo ganar muchos amigos, según parece. Justo cuando se comienza a perfilar como un rival directo de Daniel Scioli, sale a la luz que su título de Ingeniero no es tal, sino una habilitación en alemán (como si eso marcara una diferencia notable) que le permite desarrollar tareas profesionales en fábricas.
Más allá de mi descreimiento natural por el señor Blumberg, no me impresiona que esto se conozca cuando se aleja de los sectores oficialistas, sino lo que podemos estar perdiéndonos de los que todavía están en aquel lado de la fuerza, de los que no abandonan el bando del poder. No vaya a ser cosa que dentro de 10 años recién nos enteremos que los que estaban hoy a cargo no tenían terminada ni la secundaria. Bah, aunque con la clase dirigente que tenemos, tuvimos y seguramente vamos a tener, el nivel de estudios alcanzados pasa a ser algo irrelevante siempre. Así estamos.
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