jueves, 12 de noviembre de 2009

Pequeño robo...

Pasa lo que sucede con los espejos: uno crece en la inteligencia de que los espejos devuelven fielmente la imagen de quien se les pone delante. Y es una convicción muy fuerte, muy fuerte. Hasta que por ahí alguien, alguna mano malvada, empieza a fabricar espejos que deforman, espejos que no devuelven la verdad sino la mentira.

Entonces uno a la mañana se va a afeitar y ve una persona rubia (uno que es morocho), ve una persona distinta a lo que es uno. Y uno tiene tanta confianza en los espejos, que incluso prevalece esa confianza por encima de la realidad. Y uno que se sabe morocho, que ha vivido una morocha vida durante tantos años, y que ha vivido entre morochos, se ve rubio en el espejo y empieza a asumir rubias conductas.

¿Por qué? Porque desde chicos nos han dicho que el espejo no miente. Yo creo que a lo mejor ha llegado el tiempo de desconfiar del espejo. Y de pensar que a lo mejor los fabricantes de espejos tienen intereses inconfesables que nosotros no conocemos. Intereses entre los cuales figura el de lograr que nosotros nos creamos rubios siendo que somos morochos.

Así que a lo mejor, más que mirar al espejo, hay que preguntarle al de al lado. Al que también es morocho, al que vive como nosotros. A ver como nos ve, a ver que le pasa, a ver qué siente. Y, a lo mejor, hay que mirar más la realidad y menos el espejo de la realidad, porque a veces ese espejo está tendenciosamente modificado y es fraudulento.

Alejandro Dolina
Opinión en Televisión Registrada, 07/11/2009, sobre la difusión de la escalada de violencia social y las prioridades que tienen las construcciones mediáticas negativas.