Si hay algo que tiene Internet, es esa capacidad de hacernos sentir escuchados. De poder tener un espacio en donde cualquier persona, de cualquier punto remoto del planeta puede llegar a nosotros. De ese fenómeno se valen los blogs, la nueva moda del ciberespacio. Una forma de descargarse libremente, para bien o para mal. La posibilidad de tener un lugarcito propio en donde tirar todas las señales que nuestro cerebro produce es impagable. Y si encima es gratis...
Quizás esas ideas no se pueden plasmar de otra manera. O quizás dejarlas asentadas a futuro (no muy lejano, tampoco) sea lo que nos atrae. Pero es innegable que los diarios virtuales estos son francamente útiles. Los delirios más increíbles, o los comentarios más criteriosos pueden encontrarse en este tipo de websites.
¿Esto es bueno? Si. No hace daño a nadie, al menos en mi forma de ver. Lo que no nos gusta, no lo leemos, y si tenemos algo para decir, lo decimos. Quizás lo lean varios, quizás nadie. Pero queda ahí, disponible al que lo quiera tomar. Bello.
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