miércoles, 29 de octubre de 2008

El otro lado de la evolución...

Llegó otro quiebre en la tecnología, otro "antes y después" ha sido marcado en el mundo actual. Facebook es de esos fenómenos que marcan la historia, que quedan en la memoria de los que vivieron su surgimiento, tal como los que vieron los primeros pasos de internet, los primeros programas mensajeros, las salas de chat, el email, los blogs. Hoy, son las redes sociales. Y entre todas ellas, Facebook marca el camino.

Con opciones para compartir absolutamente todo, desde escritos hasta fotos y videos, desde cebar mates hasta tomar cervezas, descubrir a qué dibujo animado nos parecemos más o qué nivel de inteligencia emocional poseemos, es todo un hallazgo. Ayer mismo pude descubrir que tan útil le soy al mundo. Dicho sea de paso, la respuesta no fue muy motivadora.

Dentro de los tantos campos que podemos llenar en nuestro perfil, tenemos nuestro estado sentimental. Cuidado con lo que pongan aquí, o cuando lo vayan a cambiar. Alguien puede salir herido. Gravemente herido. Ah, no, puede haber muertos, inclusive. ¿Les parece poco? Hay perros que se postulan para cargos políticos, y muchas cosas más. Todas igual de interesantes.

Cuidado, futuro. ¡Allá vamos!

martes, 28 de octubre de 2008

Zapping especulativo...

Era una discusión sobre formas de ser. Yo le decía que ella vivía de la especulación, que hacía de la actividad de pensar todo el tiempo en lo que dicen y piensan los demás todo un arte. Ella me dijo que no era cierto. Yo le dije que se quede tranquila, que es lo que hacemos todos, en todo momento y por mucho que nos pese.

Hoy me tomé un día mas o menos sabático, por diversas razones. Y en uno de esos ratos de poca actividad cerebral, comencé a practicar el deporte nacional del zapping.

Pasé por los canales de noticias: me causó gran impresión que el dólar y las crisis económicas mundiales tengan en la especulación uno de sus factores mas importantes. Lo que publican grandes agencias consultoras, encuestas oficiales y no oficiales, discursos de economistas y analistas políticos tienen una influencia real y catastrófica sobre los fríos números del papel. En criollo: si un sabiondo de Finlandia dice que Argentina se está yendo al pozo, acá bajan los valores de varias empresas porque cae la confianza. Seguí cambiando.

Pasé por los canales de espectáculos: un poco más rápido, me iba acordando de las caras de ciertos personajes bastante risueños pero igualmente catastróficos para la materia gris. Rial, Tinelli, las vedettes de turno, los mariquitas del momento, la crème de la crème de ese ambiente del cual tanto reniego. Un solo programa en el que bailan 2 minutos y hablan 25, y otros cinco shows que hablaban de lo que había pasado en el primero. Mortal. Seguí cambiando.

Pasé por los canales de cable, supuestamente más abiertos: debates sobre lo que dijo la Presidente. El conflicto del campo, la inflación y la pobreza son más debates que otra cosa. No son realidad, son frases complejas e inteligentes de algún pseudo intelectual que ande sin mucho que hacer a esa hora. Anteojos parlantes que suponen e idealizan cuanta palabra se les cruce por la cabeza. Sigo, sigo cambiando, ya sin mucha fe.

Canales infantiles, nah. Películas, ya vi casi todas las interesantes. Series, por ahora lo mismo de siempre. Y llegué, por fin, al paraíso, los canales mas interesantes. Animal Planet estaba en la vida de los cobayos, History Channel con la historia de los baños en la antigua Grecia. Discovery tenía un documental sobre la especulación en la sociedad. ¿Es un chiste?

Me vine a escuchar la radio y no está muchísimo mejor. Buena música y a dormir, entonces. Para especular con lo que puedan decir de mi no tengo tiempo, y muchísimo menos para lo que otros tengan que decir de los demás. Salud.

viernes, 24 de octubre de 2008

No me miren...

La vergüenza por haberlo hecho era demasiada. No podía ni mirarlos a los ojos, ni siquiera mirar su propio reflejo en el agua. No es que haya causado una tragedia, pero de todas maneras la humillación auto-proporcionada era cataclísmica.

Si, un montón de palabras de más, pero es que no alcanzan los textos para describir tamaño sentimiento. Si por lo general una imagen dice más que mil palabras, y un gesto habla más que mil imágenes, hagamos la cuenta de lo que puede valer una imagen que retrata un gesto. Y más cuando es una demostración de la más pura y verdadera vergüenza propia.

Queriéndolo o no, quizás sin saberlo, demostró con sus acciones que el avestruz no es el único animal sobre este planeta Tierra que puede esconder la cabeza luego de haber tirado la piedra. Momento... no era así, pero algo parecido. Contemplen el sufrimiento y sientan la compasión por la tristeza divina.



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Vislumbro una sonrisa en sus rostros. Insensibles.

lunes, 20 de octubre de 2008

Una categoría...

- Hola mi nombre es Ariel, y estoy buscando a chicas de entre 20 y 30 años, solteras, rubias, altas, que les guste leer y que escuchen rock nacional.

De pasada escuché uno de esos programas de medianoche que suponen hacer contactos entre gente que quiere conocerse, y me causó muchísima gracia la capacidad de especificar los detalles mínimos sobre la persona que alguien busca.

Era algo así como el ejemplo máximo de la categorización del deseo, como si una cierta cantidad de características, cualidades o particularidades hiciese a la persona ideal para uno. Eso de que "me gustan las morochas, de metro setenta, divertidas, que les guste viajar por el mundo y hablar de filosofía" no termino de entender si es una ingenua búsqueda de el espejo de uno mismo pero en el sexo opuesto o si es simplemente la cobardía de no decir "me gusta Fulana" lisa y llanamente, sin dobles sentidos.

Quizás lo peor de la generalización de lo que se busca es que pierde efecto en el mismo momento por su ley motiv: no es específico. No sé hasta qué cierto punto una persona se puede sentir atraída hacia otra que la eligió simplemente por cumplir con ciertas expectativas mínimas, y no como un deseo genuino por lo que despierta en ella. No me gustás por ser rubia, medir metro setenta, tener lindos ojos o leer autores un poco esquizofrénicos de la década del '30. Me gustás porque sos vos, y punto.

Al fin y al cabo, eso de "bonita y tierna" no se lo cree nadie...

jueves, 9 de octubre de 2008

Pasividad...

¿Qué es un "tiempo muerto"? Es un período que puede variar en su duración en el que nada notable ocurre, es un momento en el que se acaban las posibilidades, es un callejón sin salida en el que ninguno sabe como entró ni como salir, o si quiere hacerlo, inclusive. Es una de esas cosas, o todas juntas. O más, inclusive. O ninguna de ellas y si otras. Lo que es seguro que es un una incertidumbre hecha espacio temporal. Y las incertidumbres, como todo lo desconocido, son incómodas.

¿Qué hacer, entonces, durante un impasse? Si no sabemos como continúa la historia de ahí en adelante, podemos quedarnos en el lugar y esperar a ver que pasa. Especular, como quien dice. O podemos arriesgarnos a movernos, pensando que lo que viene es peor cuando no lo es (aunque la ley de la vida lo mencione así). Podemos echarnos atrás, arruinando lo mucho o poco que hayamos conseguido hasta entonces.

Claro que cada acción depende al descanso del momento. No es lo mismo un break amoroso que unas vacaciones laborales, un mes sabático académico o el tiempo que lleva dejar de fumar. Todos cuestan, ni más ni menos, pero si diferente. Y quizás (y paradójicamente) sean más complicados esos tiempos de espera que los de plena actividad.

De todas formas, si creemos que tenemos que hacer un movimiento explícito para terminar con la pasividad, es porque algo no hicimos bien desde el principio, para caer en ella.

jueves, 2 de octubre de 2008

Dime como estudias y te diré quien eres...

Sin dudas, todos los que pasamos por una universidad, terciario o instituto en general, sabemos que existen ciertos tipos de estudiantes tan diferentes como únicos. Y eso de que todos nacemos con la misma capacidad mental es un cumplido más barato que piropo de chocolatín, porque aunque todos tengamos algún grado de inteligencia, esta varía abismalmente de persona en persona. Por ejemplo, yo ahora podría engañar a alguien poco lúcido haciéndole creer que mi nivel intelectual es objetivamente elevado, solamente por el hecho de que utilicé en el párrafo que está terminando palabras que exceden el vocabulario cotidiano de nuestra vida.

Si no fueron engañados y aún pueden ver mi creciente nivel de estupidez, pueden seguir leyendo tranquilos. O huir despavoridamente, también es buena elección.

Por de pronto, está el buen estudiante, que puede subdividirse en varias clases más pequeñas, pero que en resumen es el que le pone pilas a las materias que cursa o va a rendir. O ambas. No es un requisito excluyente que tenga un coeficiente intelectual comparable al de Albert Einstein, pero aún así sabe utilizar lo poco o mucho que tiene. Estudia con tiempo, o dosificando los turnos de lectura, o tomando apuntes y haciendo resúmenes y cuadros de todo tipo. De una u otra manera, aprende por comprensión o repetición, aunque sea por pura memoria. Y hoy en día esa táctica no está tan devaluada como debería estarlo.

Ahí damos la puntada para otro tipo de alumno, verdaderamente inteligente: el cursador. Puede tomar apuntes o no, puede comprar los apuntes que da el profesor o no. Puede llegar tarde o no. Lo que es una fija es que presta atención en la clase, y retiene, comprende y reproduce con una calidad envidiable. Denotando claramente una capacidad de comprensión bastante elevada, lo que le permite de un vistazo a cualquier apunte saber de que tema se trata, y los puntos claves a tener en cuenta. Dependiendo de su habilidad para expresarse, puede que le vaya mejor o peor en los exámenes, pero que sabe, sabe.

Por ahí está el resumidor. Agarra los apuntes y resalta lo más importante. Cuando lo hizo, agarra una lapicera y comienza a seleccionar las ideas principales del resumen. Las pasa en limpio. Con eso hace un nuevo resaltado, dejando fuera lo que ya a esta altura no parece tan importante, con o sin razón. Y con el resultado, que a veces es completamente incomprensible, hasta es capaz de organizar un mapa conceptual o esquema donde con tres flechitas unió cuatro conceptos que le dan cinco ideas para responder a los diez puntos del examen. Si estudia alguna carrera social, seguro que aprueba. Su nivel de inteligencia todavía está en discusión.

Y por ahí hay otros. El despistado que nunca sabe que fecha debe rendir, el copión que estudia lo que estudia porque le copió la ficha al de al lado en la clase de Orientación Vocacional, y yo, por ejemplo, que rindo el viernes y el lunes y todavía no sé donde están mis apuntes. Voy a ver si los llamo.

Apuuuuuuntes...