A veces las palabras sobran. A veces los hechos hablan por si mismos y son más que elocuentes. Porque no muestran la realidad, son la realidad. El ex-Ingeniero Juan Carlos Blumberg, ya es candidato a Gobernador de la Provincia de Buenos Aires.
Para llegar a esta decisión tuvo que meditar mucho, tomar un retiro espiritual para recibir cartitas de sus seguidores, pedir perdón en un confesionario (no el de Gran Hermano, pero por la poca seriedad de este asunto, es uno bastante similar, diría yo) y recibir fuerzas de su difunto hijo, la luz de sus ojos.
Apoyándose en el trampolín de sus amistades con Mauricio Macri, su postura sobre los casamientos entre homosexuales y su declaración a favor del ex-represor Patti, va forjando una plataforma que cae bien en un gran sector de la sociedad: la clase media-alta.
De esta manera, comienza un número más en este circo de país y mundo, y puede terminar de cualquier manera. El grueso de la gente nunca aprende, por lo que no tendrá reparos en votarlo. Seamos coherentes: entre un político mentiroso y un señor común mentiroso, no es mala idea quedarse con el segundo. Pero en ese caso, no esperemos que el rumbo vaya a cambiar, que nada mejore ni en el corto, ni en el mediano, ni en el largo plazo. Acéfalos idiotas que buscan un nuevo líder son capaces de todo. Y esos somos nosotros.
Para llegar a esta decisión tuvo que meditar mucho, tomar un retiro espiritual para recibir cartitas de sus seguidores, pedir perdón en un confesionario (no el de Gran Hermano, pero por la poca seriedad de este asunto, es uno bastante similar, diría yo) y recibir fuerzas de su difunto hijo, la luz de sus ojos.
Apoyándose en el trampolín de sus amistades con Mauricio Macri, su postura sobre los casamientos entre homosexuales y su declaración a favor del ex-represor Patti, va forjando una plataforma que cae bien en un gran sector de la sociedad: la clase media-alta.
De esta manera, comienza un número más en este circo de país y mundo, y puede terminar de cualquier manera. El grueso de la gente nunca aprende, por lo que no tendrá reparos en votarlo. Seamos coherentes: entre un político mentiroso y un señor común mentiroso, no es mala idea quedarse con el segundo. Pero en ese caso, no esperemos que el rumbo vaya a cambiar, que nada mejore ni en el corto, ni en el mediano, ni en el largo plazo. Acéfalos idiotas que buscan un nuevo líder son capaces de todo. Y esos somos nosotros.
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