OK, lo entiendo, no me quiere. Ya sea a través de sus encuestas, sus grupos o sus aplicaciones, la red social de redes sociales no me quiere.
El día era bello y la vida me sonreía. Me llegó una encuesta para responder en el Cara de Libro, y ahí fui, el título me llamaba la atención: "¿Le eres útil al mundo?". Por supuesto, contesté lo más honestamente posible mientras me sonrojaba por dentro por la dureza de algunas respuestas posibles. El momento de espera terminó y la pantalla mostró el veredicto: "No sé que haces todavía en este mundo.", las palabras resonaron como si me las hubiesen echado en cara de a sílabas. Luego de algunos comentarios más, la sentencia terminaba en "Ojalá te vayas pronto.". Duro.
Sin hacerle caso, y pensando que el muchacho que hizo dicho cuestionario había tenido simplemente un mal día, seguí con mi vida. Cuando llegó otra, pensé que era mi redención: "¿Te mereces un lugar en el Infierno?". Ahora era la chance: respondía correctamente y luego podría hacer alarde de una respuesta estilo "Por supuesto que no! Eres un Ángel Guardián!". El impacto fue duro. "Un palco con el Diablo". Sin anestesia.
Después de haber tratado de compensarme con los besos que doy, lo caballero que soy, la suerte que tengo, la inteligencia que me reluce... hoy volvió por mi.
Es uno de esos juegos que envician, que le hacen a uno molestarse por mejorar. Mi mejor puntaje era decente, pero podría ser mucho mejor y me había resignado a navegar por la mediocridad. Mi estimada hermana, por pura competitividad, necesitaba pasar a un compañero en la tabla, y aunque no soy ningún genio, mis puntajes siempre eran más altos, por lo que solicitó mi ayuda, jugando con su usuario.
No solamente hice el puntaje más alto de mi vida: pasé a todos sus amigos, mis amigos y los amigos de ambos. Claro, con su nombre. Volví a mi computadora enfurecido. Me dispuse a jugar una partida más y por lo menos igualar ese puntaje bajo mi nombre, y al menos no quedar humillado por mi propia estúpida capacidad de hacer el récord de mi vida cuando juego a nombre de otro: hice todo igual, tal cual la vez anterior... no llegué, me quedé a 50 puntos. Se me retuercen las venas y me acogotan el amor propio hasta el homicidio.
Facebook no me quiere, goza con mi miseria.