Los lazos humanos son complejos. Los amores, por ejemplo, afectan de manera diferente a cada persona y en cada situación. Cuando no son correspondidos, duelen. A veces, aunque lo sean, también. Qué es lo que se necesita para recuperar la tranquilidad y la compostura después de un desencuentro emocional con otra persona?
Una amistad muy cercana. Alguien se confunde. Capta señales que no son tales. De repente, la amistad se funde en desconcierto, en incomodidad. ¿Puede volverse después a la normaildad? Si, se puede. Hace falta poder de voluntad. Esa que no se dá por aludida cuando hay que dejar de fumar, cuando hay que hacer dieto, o cuando hay que ponerse a estudiar. Pero en este caso, el dolor ya está presente, y hace que la necesidad de recuperarse nos dé un empujoncito para volver a pista.
Si ambos están dispuestos a pasar capítulos indeseables y dejarlos atrás, no es una tarea imposible. No es una relación perdida para siempre. No es una amistad utópica. Son dos personas. Dos seres humanos. Imperfectos y por ello preciados. Nuestras fallas hacen de nuestra vida un momento largo, intenso y emocionante, digno de ser disfrutado al 100%. A veces solos, a veces acompañados. A veces con amigos, a veces con una pareja. Pero siempre como la única que tenemos.
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