martes, 4 de julio de 2006

El reino del revés...

Qué es lo que hace posible que la cultura entera de un país se vea modificada radicalmente? Aunque parezca una respuesta sin sentido, el fútbol ha demostrado una vez más no ser solamente una "pasión de multitudes", sino también un detonador de actitudes inesperadas.

En este último mundial, se han visto dos ejemplos demasiado claros de lo que estoy diciendo. Bien sabido es que la rivalidad entre Brasil y Argentina es histórica y cada día más efervescente. También es conocido por todos que ambos son potencias mundiales en cuanto al deporte se trata. Con esto en mente, ambos seleccionados viajaron a Alemania con el fin de conseguir la Copa del Mundo.

Aquí salta el hecho curioso. Argentina, luego de una notable actuación, queda eliminada por el local en penales, en los cuartos de final. Por la misma instancia, pero ante Francia, los cariocas quedaron también afuera, pero con una presentación casi lastimosa, y perdiendo por una clara diferencia en el campo de juego.

Debido a esto, las reacciones que se desataron son diversas y sorprendentes. El pueblo argentino, marcado por un exitismo histórico y a veces hasta dañino, elogió a su equipo, y hasta lo recibió a la vuelta con festejos, muestras de apoyo tanto a los jugadores como al cuerpo

técnico. Por otro lado, en el país vecino (reconocido en el mundo entero por su alegría constante e inquebrantable) está siendo protagonista de un episodio de reclamos, molestias y desconfianza extremo. Al punto tal que se ha llegado a quemar la estatua que le habían levantado a uno de los referentes del plantel, considerado hoy el mejor jugador del mundo. Ronaldinho fué el primero en caer en las quejas de los hinchas brasileros, seguido de cerca por el DT y varios de los jugadores históricos y más ganadores de la historia del seleccionado nacional.



¿Por qué sucede esto? ¿Qué es lo que produce el fútbol a nivel colectivo, social e individual que no hacen otros deportes o actividades? Podemos decir que estamos, al menos, ante un fenómeno muy poco común, y que es difícil de repetirse. Para encontrar una causa deberíamos reunir a sociólogos, psicólogos, médicos, y hasta políticos. Lo que es seguro es que no tiene solución. La pasión que se mueve alrededor de este deporte, para bien o para mal, está profundamente arraigada en nuestras culturas, y puede convulsionarnos de manera sorprendente e impredecible.

Hay una frase que resume casi cualquier evento fenomenal que produce el balonpié: "Es lo lindo del fútbol". Y si. Es su encanto, quieran o no.

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