viernes, 16 de junio de 2006

Paseando con la alegría...

Hay una propaganda que reza: "Háganlo por todos los que no llegamos". No estoy de acuerdo.

6 a 0. Terminó el partido. 11 de nuestros representantes salen de la cancha saltando y gritando. Han hecho lo suyo. Ahora comienza lo nuestro, en lo que podemos participar, en lo que somos fundamentales: en demostrar que no están solos.

Gritamos, saltamos y nos abrazamos. Nos emocionamos. Salimos a la calle y nos sumamos a una bandada de pájaros que vuelan en el éxtasis y la alegría de un momento entre todos. Nos unimos, como hermanos, para alzar al cielo el grito de poder, de que sabemos que estamos a la altura de las circunstancias.

La multitud se agranda, a medida que se van uniendo ramificaciones de asfalto, que desembocan unas en otras, y por las cuales cada ser busca un mismo destino: ese punto conocido por todos, en el que el encuentro de pares, el festejo ilusionado y la pasión se funden en todos y en cada uno. Y en nadie, al mismo tiempo.


Bombas, estruendos, gritos, saltos, alegría, hermandad, humanidad por sobre todas las cosas, que nos iguala en esta ocasión como pocas veces, como sólo el fútbol como pasión de multitudes y fenómeno social puede lograr.

Volvemos cada uno a nuestras casas, trabajos, estudios, a nuestras actividades ordinarias. Con la frente en alto, una sonrisa en la cara, y la convicción de que estamos mejor que antes. Una renovación de espíritu se produce por alguna razón en momentos como éste, y no viene nada mal.

Vamos Argentina, allá y acá, a demostrar que gane o pierda, nuestro equipo tiene millones de hinchas que lo abrazan.

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