Él es estudiante de la carrera de Medicina, en una universidad estatal. Todos los días se levanta temprano, desayuna tranquilo y camina esas quince o veinte cuadras que lo separan de la oficina. Ese kiosco enorme devenido en bar que abre las puertas tempranito para los otros estudiantes que pasan por el mismo lugar de camino a la facultad. No tiene nada que ver con lo que estudia (aunque se asombra día a día con lo que diría un nutricionista en ese lugar) ni cobra fortunas. Pero ese sueldo semanal lo hace tan feliz como poder comprarse el último apunte de Anatomía que necesitaba.
Ella no trabaja, es casi ama de casa. Sus padres todavía la mantienen sin lujos ni sobresaltos, para que pueda criar a esa nena de ojos grandes, fruto de uno de esos amores adolescentes que tanto pueden dejar. Desde los más gratos recuerdos hasta las más duras penurias, todo por tan poco tiempo. Los amores adolescentes son fugaces, y el suyo tuvo la misma duración pero un regalo para toda la vida. Ahora está saliendo a dejar el currículum en un call center, le dijeron que no pagan mal y pueden ser pocas horas.
Ellos son los padres de ambos. Quisieran poder ser esos grandes abogados que ven andando en Mercedes Benz por la calle del frente, y poder darles a sus hijos (y a la pequeña nieta) todo lo que necesitan y más, que solo tuviesen que pensar en el porvenir. Que él pudiera estudiar tranquilo toda la mañana, sin tener que pensar en atender el negocio para hacerse unos pesos de más. Que ella pudiera dedicarse a terminar el curso de Maestra Jardinera, y así hacer lo que le gusta. Que la pequeñita creciera con todos los caprichos que dos abuelos pueden dar, y que son muchísimos.
Ella no trabaja, es casi ama de casa. Sus padres todavía la mantienen sin lujos ni sobresaltos, para que pueda criar a esa nena de ojos grandes, fruto de uno de esos amores adolescentes que tanto pueden dejar. Desde los más gratos recuerdos hasta las más duras penurias, todo por tan poco tiempo. Los amores adolescentes son fugaces, y el suyo tuvo la misma duración pero un regalo para toda la vida. Ahora está saliendo a dejar el currículum en un call center, le dijeron que no pagan mal y pueden ser pocas horas.
Ellos son los padres de ambos. Quisieran poder ser esos grandes abogados que ven andando en Mercedes Benz por la calle del frente, y poder darles a sus hijos (y a la pequeña nieta) todo lo que necesitan y más, que solo tuviesen que pensar en el porvenir. Que él pudiera estudiar tranquilo toda la mañana, sin tener que pensar en atender el negocio para hacerse unos pesos de más. Que ella pudiera dedicarse a terminar el curso de Maestra Jardinera, y así hacer lo que le gusta. Que la pequeñita creciera con todos los caprichos que dos abuelos pueden dar, y que son muchísimos.
En viejos relatos nos cuentan muchas maravillas de héroes. Ahora, aquí, se pueden leer los empeños y esfuerzos de hombres y mujeres valientes.Cantar de los Nibelungos
5 comentarios:
La vida nunca es como en los cuentos, a veces es mucho más dura pero tambien puede llegar a ser muy feliz.
Tal vez esos abuelos no puedan dar tantos caprichos pero pueden dar otras cosas que la gente con mercedes acaban olvidandose de dar...
Besos...
Comparto la opinión de Pili. La vida no muy parecida a un cuento, pero parte de su magia es esa.
Saber aprender y disfrutar de las pequeñas cosas es la clave, y estoy segura que esa capacidad no es algo que venga de la mano del dinero (por suerte)
Beso!
heroes no hay en todas partes, uno vive mirando muy lejos a ver si puede encontrarlos, y a veces eso nos hace mas ciegos.
no es la primera vez que a mi mente llega, pero estas palabras me los trajeron una vez mas haciendo el recorrido idea-recuerdos-lagrimas.
yo se de esos heroes, tengo un par a 1200 km, a veces mas cerca, encargandose de todo para verme el dia de mañana feliz y sabiendo que hice todo solo por mi, sabiendo que ellos harian mientras tanto, todo lo demas para que no me falte nada, y al lado mio otros 4 que quizas no lo puedan ver.
ahora por vivo cualquier dia te robo esta idea.
un abrazo delirante
Lastima que sus anhelos sean ser ese 1% de la población mundial que se sostiene sobre la carencia del resto, como ellos.
Lastima que creen que la felicidad esta en cubrir necesidades impuestas.
En un post resumiste la dualidad de la sociedad posmoderna.
esos heroes, seguro son felices, no cabe la menor duda, pero la sociedad les impone que la estabilidad monetria es la clave para la felicidad, cuando en realidad es la clave para la libertad, son dos conceptos que a veces se mezclan mucho.
y yo creo que heroes de carne y hueso hay en todas partes, pero que a menudo de amontonan y estan todos en el mismo lugar.
me encanta lo que escribis.
beso
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